Hace mucho que dejó de ser aquel niño que pasaba tardes enteras en la biblioteca, dibujando dinosaurios, pero Jorge Mario Machó no ha perdido jamás su pasión por esas criaturas fascinantes que una vez habitaron la tierra.
Al cabo de más de 20 años, no podría explicar por qué. Solo sabe que sigue siendo parte indispensable de su mundo.
Jorge Mario es paleoartista, y se dedica a dar forma a animales y a paisajes prehistóricos.
Según los expertos, se trata de una labor sumamente importante para poder revivir, gráficamente, a partir de la ciencia, algo que el hombre nunca vio.
Graduado de artes plásticas en la escuela Carlos Hidalgo, de Pinar del Río, ejerció como profesor, decorador, ceramista e ilustrador, antes de comenzar su carrera como paleoartista.
«Esta es una disciplina que combina el conocimiento paleontológico y la habilidad de reconstruir visualmente los ecosistemas prehistóricos. Su importancia es vital en la comunicación, divulgación, visualización y educación sobre el pasado en la Tierra», dice.
Para recrear animales que desaparecieron hace millones de años, explica que lo primero es hacer un estudio de sus fósiles. «Se utilizan varias herramientas como la anatomía comparada, la filogenética y la evolución convergente.
«Los fósiles rara vez están completos, por lo que son necesarias interpretaciones y estudios comparativos, a fin de comprender sus posibles formas y colores».
En este sentido, advierte que «la asesoría de los científicos es crucial, y que el paleoarte es correcto como concepto solo cuando los seres vivos y su entorno se representan fielmente, sobre la base del conocimiento»
Aunque su vocación por el tema surgió desde niño, comenta que su carrera, ya más en serio, inició de manera autodidacta y al revés a la mayoría de sus colegas, que por lo general provienen del mundo de la ciencia (paleontólogos y especialistas que luego han aprendido a pintar).
Jorge Mario o Machuky Art, que es el nombre con el que firma sus obras, primero estudió artes plásticas y pintó muchos paisajes, teniendo por referente a figuras de renombre como Ernesto Estévez, Tomás Sánchez, Humberto Hernández «El Negro», Domingo Ramos y Mario García Portela.
Se trata de un detalle que le ha permitido enriquecer su trabajo. «El paleoarte no solo consiste en dibujar animales prehistóricos, se trata de evocar sentimientos, con escenas que conmuevan al espectador y lo sumerjan en la dinámica de aquel mundo remoto.
«He tratado de crear un estilo
particular, en el cual el color y la luz también son protagonistas».
Sus ilustraciones han sido incluidas en dos libros (uno de ellos ya publicado), en varios artículos científicos y en exposiciones. En 2024 ganó el 3er. lugar en el Premio Italiano de Paleoarte y, este año, se alzó con el 1er. lugar de su especialidad en el Congreso Virtual de Paleontología 2025, con sede en España.
Además, ha tenido la oportunidad de trabajar con importantes científicos cubanos y extranjeros, incluyendo algunos que admiraba desde niño, como el doctor en Ciencias Manuel Iturralde-Vinent, quien decidió encargarle varias obras para la más reciente edición de su libro Dinosaurios, reptiles y peces del Caribe primitivo y sus costas.
«El medio digital es el que más empleo, por la facilidad práctica que me ofrece. No lleva materiales ni tiempos de espera, y es muy rápida su difusión. Pero también dibujo muchísimo. Antes de comenzar a pintar, se debe estudiar a los animales, comprender sus proporciones, sus particularidades y componer la escena».
En una era en la que la inteligencia artificial parece simplificarlo todo, planteando serios dilemas para el hombre, asegura que el paleoarte no se halla fuera de peligro.
«No se considera ético su uso en la elaboración de imágenes para complementar las publicaciones especializadas, debido a que, en el fondo, esto implica la utilización de la obra de otras personas sin su consentimiento, y su modificación para generar un resultado a partir de la introducción de comandos, lo que probablemente conduzca a inexactitudes y errores».
Cuenta que Cuba posee un registro fósil extremadamente rico de todas sus etapas prehistóricas, con especies únicas y endémicas. Sin embargo, una parte importante de ellas no han sido ilustradas.
Por ello, su trabajo hoy se concentra en la representación gráfica de esos animales y de los ambientes en los que vivieron hace millones de años, cuando el clima y la vegetación eran distintos, e incluso una parte de las montañas de esta región de Cuba no había terminado de «crecer».
Así, mediante una combinación rigurosa de la ciencia y del arte, contribuye a traducir en imágenes el resultado de hallazgos e investigaciones, y a mostrarnos el mundo tal como fue.

Sus ilustraciones han sido incluidas en dos libros (uno de ellos ya publicado), en varios artículos científicos y en exposiciones. Foto: Ronald Suárez Rivas