Santiago de Cuba.–Tras un quinquenio (2016-2021) de pérdidas, casi nula producción y el consiguiente éxodo de ingenieros, técnicos y personal de servicios, el colectivo de la Refinería de Petróleo Hermanos Díaz –una de las cuatro que procesan ese combustible en el país– adecuó «las instalaciones para refinar el crudo pesado que adquiere el país y para cuyo fin no estábamos concebidos, porque nuestra planta fue diseñada para hacerlo con el ligero», explicó a Granma Irene Barbado Lucio, directora general de la entidad perteneciente a la Unión Cuba-Petróleo (Cupet).
«Nos propusimos hacer correr –como decimos en nuestro argot– el crudo pesado con un solvente que lo llevara a los 16 grados api; permitiendo que se convirtiera en crudo medio y, una vez destilado, extraer los componentes y proveer a la sociedad y a la economía de un amplio espectro de derivados», aseguró el ingeniero Víctor Manuel Díaz Despaigne, líder del grupo multidisciplinario que logró tal innovación tecnológica.
Lo que se está haciendo en la Hermanos Díaz ha permitido, en la medida de las posibilidades, «que nafta, gasolina, combustible para los pozos perforadores, fuel oil para las centrales termoeléctricas y para la generación distribuida, así como para la producción de asfalto y la industria procesadora del níquel sean provistos para las provincias orientales», detalló la también miembro del Comité Central del Partido.
Para los más de 700 trabajadores, el ingenio colectivo ha propiciado que se obtengan y distribuyan utilidades. «Gracias a eso, logramos detener la emigración de personal calificado hacia otras empresas de Cupet y a diversas entidades, tanto del sector estatal como del privado», reconoció Díaz Despaigne.
De acuerdo con la Directora General, «fue un proceso complejo, de mucho estudio y experimentación, en el que también desempeña un rol fundamental nuestro equipo de mantenimiento –encargado, como su nombre lo indica, de asegurar el funcionamiento de la industria–, y de la Dirección de Refinación de Cupet». También incidió, de manera significativa, el ingeniero Israel González, quien en aquel momento fungía como director técnico.
«Si nos hubiéramos resignado a las restricciones tecnológicas que, como es obvio, hacían imposible de refinar el crudo pesado, el destino de esta importante industria era muy incierto; de ahí que todos, con el protagonismo de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores en el centro, nos enfocamos en vencer lo que parecía invencible», acentuó Barbado Lucio.
PROYECTAR, INSISTIR E IMPLEMENTAR
Desde finales de la década de los 50 de la pasada centuria, la refinería santiaguera atiende la demanda de las provincias orientales y Camagüey. Desde sus plantas se han distribuido gas licuado de petróleo, solventes, naftas, gasolinas, diésel, gas oil de vacío, petróleo combustible y cemento asfáltico.
Con cerca de 70 años de explotación, resulta imprescindible mejorar los emplazamientos y, para ello, se labora en 18 proyectos y cinco inversiones que permitirán mejorar los procesos productivos y las condiciones de trabajo.
A tenor con lo anterior, Díaz Despaigne, también director de la unidad empresarial de base de Refinación, precisó que «en estos momentos son varias acciones las que se materializan para garantizar la vitalidad de la planta y su seguridad; es por eso que ponderamos el desempeño de nuestro Equipo de Mantenimiento. Más adelante, a corto y mediano plazos, estaremos en condiciones de implementar otras».
En este contexto, y para no detenerse, se alista la reparación del hidrofinador (HTU), «pues es ahí donde se obtiene, tanto diésel como otros derivados de mayor calidad». La reparación capital de la Planta 1, en la que se obtienen surtidos claros como gasolina y turbocombustible –todos de muy altos valores–, se ha constituido en un objetivo de primordial cumplimiento.
También se avanza en el proyecto de flujometría, que garantizará la trazabilidad del procesamiento; que no haya pérdidas de combustible y el consiguiente reforzamiento de los sistemas contra incendios, pararrayos, así como de los medios antiderrames (que minimizan los impactos medioambientales en la bahía santiaguera).
Con la reparación capital de las plantas 1 y 2 se proyecta, además, «optimizar el aparato tecnológico, a partir del estudio de factibilidad inmediato para la Planta 2, que es la de mejores y mayores resultados», puntualizó el ingeniero.
Para el almacenamiento en tanques, la red vial, las casetas antiderrames, la construcción de viviendas para los trabajadores, «también dedicamos parte de las utilidades que generemos», resaltó la Directora General.
Los logros y las aspiraciones de la Hermanos Díaz dan fe de lo factible que es, en la praxis, el concepto de resistencia creativa, superando conformismos y esquemas que deben ser desterrados de una economía bloqueada, como la nuestra.