Más allá de la inmensa obra que atesora en la defensa de la salud humana, animal y vegetal, el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (Censa) tiene quizá el privilegio único en Cuba de haber sido dirigido por dos prominentes mujeres de la ciencia cubana, las doctoras Rosa Elena Simeón Negrín y Lydia Margarita Tablada Romero.

Por eso, resulta imposible hablar de los aportes de esta institución, en sus 55 años de labor, sin hacer referencia a quienes, identificadas con el proceso de profundas transformaciones socioeconómicas acaecido en el país, bajo la conducción de Fidel, figuraron en la relación de médicos recién graduados que, motivados por los reclamos de la máxima dirección, de impulsar el desarrollo agropecuario, no dudaron en incorporarse al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC), para prepararse y especializarse en salud animal.

Allí formaron parte del núcleo inicial de investigadores de lo que, posteriormente, sería el Censa, cuya fundación data de enero de 1969.

La doctora Rosa Elena Simeón condujo la dirección general del centro desde 1975 hasta 1985, cuando fue designada presidenta de la Academia de Ciencias de Cuba, mientras la doctora Lydia Tablada ocupó esa responsabilidad durante 27 años, entre 1985 y 2012.

El liderazgo, capacidad organizativa, entrega, acendrada modestia y compromiso absoluto con la Patria marcaron la impronta de ambas científicas al frente de la institución.

Imposible no destacar el papel protagónico desempeñado por ellas en el enfrentamiento, control y erradicación de las epidemias de fiebre porcina africana, acaecidas en 1971 y 1980, que formaron parte de las acciones de guerra biológica emprendidas por el Gobierno de Estados Unidos contra Cuba.

SUBIENDO EL LISTÓN

Pionero en Cuba de la integración de varias disciplinas del conocimiento en función de la salud agropecuaria, el Censa tiene, entre sus principales avales, la obtención de más de 80 premios nacionales de la Academia de Ciencias, propios o en colaboración con otras instituciones, así como cuatro premios nacionales de Innovación Tecnológica, conferidos por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Asimismo, posee la condición de Centro Colaborador de la Organización Mundial de Sanidad Animal para la reducción de riesgo de desastres en sanidad animal, y sus dos productos líderes, el Surfacen y el Stabilak figuran en la relación de los diez productos de la ciencia cubana que han sido merecedores de la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

La doctora Nivian Montes de Oca Martínez, directora general de la entidad, localizada en la provincia de Mayabeque y adscrita al Ministerio de Educación Superior, precisó a Granma que, desde su registro en 1995, el surfactante pulmonar Surfacen® ha contribuido a reducir la mortalidad en niños recién nacidos con síndrome de dificultad respiratoria, dolencia de baja incidencia, pero de alta mortalidad.

«Tomando en cuenta sus favorables resultados en esa indicación, cuando enfrentamos la pandemia de la covid-19, este fármaco fue utilizado de manera satisfactoria en el protocolo cubano para tratar pacientes adultos en estado crítico o grave».

Como explicó la doctora Nivian Montes de Oca, en la actualidad, y tras haber demostrado en estudios preclínicos nuevas propiedades farmacológicas del Surfacen®, que permitieron emplearlo en otras afecciones respiratorias y la factibilidad de administrarlo por vías menos invasivas, se ejecuta un ensayo clínico fase ii dirigido a determinar su seguridad y eficacia en forma de nebulizador, en el tratamiento del síndrome obstructivo bronquial de la infancia, en unidades de cuidados intensivos pediátricos.

«Dentro de las recientes líneas investigativas figura el desarrollo de un proyecto encaminado a la búsqueda de principios activos antimicrobianos, basado en nanotecnologías, a partir del cual ya disponemos de varios candidatos con demostrada efectividad frente a diez patógenos microbianos que afectan las semillas de papa y frijol y causan, además, infecciones de la piel y las mucosas en animales y el hombre».

Según recalcó la Directora General del Censa, durante el último trienio la institución garantizó la vigilancia, el diagnóstico oportuno, la respuesta rápida y la alerta temprana, ante la sospecha de enfermedades exóticas, emergentes, remergentes, transfronterizas y endémicas, como peligros de desastres, en el sector agropecuario.

Muestra de ello fue la detección, en febrero de 2023, y posterior erradicación, de un brote de gripe aviar en el capitalino zoológico de 26, enfermedad viral que ataca a las aves silvestres y domésticas, con alto índice de mortalidad.

Igualmente, apuntó la doctora Nivian Montes de Oca, se diseñó y puso al servicio de la agricultura cubana una herramienta eficaz, basada en modelos matemáticos, para planificar las fechas adecuadas de siembra hasta 2050, y dotar a los productores de la información requerida, que les permita adoptar, de manera rápida, las medidas destinadas a enfrentar los efectos del cambio climático y los asociados al probable azote de plagas y enfermedades.

«Nuestros investigadores lograron caracterizar también, por primera vez, a la planta endémica cubana Tabebuia hypoleuca, validando su promisorio potencial en el probable desarrollo de medicamentos antitumorales y antinflamatorios».

La relación de impactos científicos incluye el apoyo a los programas nacionales de obtención de vacunas veterinarias, semilla biotecnológica y la selección de variedades resistentes, junto con su contribución a determinar la calidad e inocuidad de los alimentos en las diferentes etapas de la cadena de producción.

Todo lo enunciado, aseveró la doctora Nivian Montes de Oca, es fruto del trabajo mancomunado, consagrado y del sentido del deber de cada investigador, especialista, técnico y obrero, sin distinción de categoría ocupacional y funciones laborales.

Solo así, el Censa pudo dar, en más de cinco décadas, su pequeña contribución al desarrollo del país, significó.

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