Brigadas Técnicas Juveniles: Ni ausencias ni olvidos

Viernes, 6 de diciembre del 2024 / Fuente: Juventud Técnica / Autor: Yanel Blanco

Anónimas, esa casi pudiera ser la definición de lo que resultan hoy las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ). Casi, porque, aunque los números de sus integrantes han disminuido con los años, y poco se escucha sobre su quehacer, salvo entre quienes las componen y dirigen, es un movimiento que, “apuesta por su renovación mientras trabaja para realizar actividades que contribuyan al desarrollo científico, económico y social del país”. Lo dice su actual presidente, Frank Eduardo Monterrey Padrón, y uno siente que le va su honor en ello.

Sin embargo, como en un rompecabezas, donde cada pieza tiene una función específica, la de las BTJ se ha visto comprometida con el paso del tiempo. Así lo cree el ingeniero agrónomo Michel Quevedo Cepero.

Profesor instructor del Centro de estudios para la Transformación Agraria Sostenible, perteneciente a la Universidad de Cienfuegos, este joven de 26 años, asegura que, “en estos momentos el movimiento científico, técnico, investigativo e innovador de la juventud cubana está perdiendo su protagonismo en la sociedad.

“Es raro escuchar sobre las BTJ y ya casi ni se mencionan en los medios de comunicación. Solo puedo decir que en determinados sectores se habla de ellas por la necesidad de involucrar a jóvenes que participan y laboran en tareas de la técnica (mantenimiento, construcción, eléctrica, refinería, electromedicina o alguna universidad)”.

Mas, para Frank el problema es más complejo que verse reflejados en la prensa. Entre las deficiencias que -refiere- atentan contra el desempeño eficiente de las Brigadas, está la poca atención que desde el movimiento se les brinda a los técnicos, la migración de los jóvenes al sector no estatal, la disminución de la membresía, y una política de cuadros que no toma en cuenta las necesidades del movimiento, lo que provoca una ausencia de dirigentes en las estructuras municipales y provinciales.

“Una de las debilidades que hoy tenemos es la superación de nuestros miembros. Ese constituye uno de los retos en el que nos hemos propuesto trabajar para este aniversario 60. Y en consonancia con esta idea hemos dado pasos de avance con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), y con otros sectores de la economía para crear espacios de aprendizaje”.

El presidente nacional de las Brigadas Técnicas Juveniles aclara que, “más que incomprensión de las instituciones (que existe todavía), el tema de la poca superación parte de nosotros los jóvenes. De esa motivación extra, porque sí tenemos buenos ejemplos de lugares con planes de maestrías y doctorados. Y aunque no es la totalidad, hay muchachos que no sienten esa necesidad de continuar su formación, que arriban a los centros con la visión de estar uno o dos años y después emigrar hacia el sector no estatal”.

Según el presidente nacional de las Brigadas Técnicas Juveniles, “no hemos sido capaces de atraer a los jóvenes recién egresados de las diferentes enseñanzas, para que formen parte del movimiento”. (Foto: Yanel Blanco Miranda)

Pese a esto, Frank señala que no se han quedado de brazos cruzados. De ahí que hayan establecido vínculos con quienes hoy constituyen parte de ese sector, y ya existan 61 brigadas y 610 brigadistas.

“No es suficiente porque hay una gran cantidad de jóvenes en esa situación, que están innovando y a los que no hemos llegado aún. No obstante, trabajamos con los ministerios para que cada vez que se haga un evento se les invite a participar”.

En 2009, un reportaje de investigación publicado en el número 351 de Juventud Técnica, titulado “¿Círculo o espiral?” mostraba la alarmante desmotivación por parte de los brigadistas, que no veían cumplidas sus expectativas al ingresar a las Brigadas. Incluso reflejaba las mismas carencias actuales y los planes de acción para revertirlas.

Hace 15 años atrás el reportaje “Brigadas Técnicas Juveniles: ¿Círculo o espiral?” mostraba las mismas deficiencias que hoy aquejan al movimiento. (Foto: Yanel Blanco Miranda)

Hace 15 años atrás el reportaje “Brigadas Técnicas Juveniles: ¿Círculo o espiral?” mostraba las mismas deficiencias que hoy aquejan al movimiento. (Foto: Yanel Blanco Miranda)

Lo preocupante de esta semejanza es que 15 años después persisten similares dificultades, agravadas ahora por la crisis económica, aun cuando el país ha avanzado en la creación de una nueva política de Ciencia, Tecnología e Innovación, que apoya la estimulación de quienes laboran y aportan en este sector, así como de los jóvenes estudiantes y profesionales, cantera del movimiento.

Ausencias

Las BTJ, fundadas el 6 de diciembre de 1964 por iniciativa de Fidel, tenían como objetivo fundamental continuar la formación de los recién graduados obreros calificados, para que ocuparan aquellos puestos de trabajo abandonados por los profesionales que habían emigrado de Cuba, al triunfo de la Revolución.

Si bien, a lo largo de los años, el movimiento tuvo sus altas y bajas en cuanto a funcionamiento, en la última década los problemas se han ido agudizando. De ahí que la atención a los miembros, uno de sus principales propósitos, se haya visto obstaculizada por diferentes factores.

“Hoy el movimiento, con su política de cuadros, no está pasando por los mejores momentos. Tenemos que seguir reorganizando el sistema de atención a la base porque donde no está el cuadro profesional o el presidente idóneo de nuestras BTJ, esa atención, labor y vínculo con los brigadistas se dificulta”, asegura Frank Monterrey.

Los argumentos para aclarar por qué a las Brigadas les agobian la inercia, y hay tantos espacios vacíos son variados. Uno de ellos es la poca motivación de los jóvenes, que no ven en ellas un espacio que los represente.

“Tratamos de que perciban que este no es un movimiento estático, sino que hacemos cosas novedosas y nos preocupamos y ocupamos de sus problemas. Cuando logremos que se sientan representados por las Brigadas Técnicas Juveniles, entonces disminuirá la cantidad de plazas vacantes.

“También transita por el trabajo sistemático con nuestras reservas. Las identificamos, pero no las atendemos, no les damos tareas para que se sientan parte de nosotros”.

Otra de las problemáticas que los golpea, según el presidente nacional, es el traslado de los cuadros profesionales hacia otras tareas dentro de la organización (Unión de Jóvenes Comunistas), ya sea de primer secretario del municipio o la provincia, y esto hace que no haya estabilidad.

“En ocasiones tenemos a un joven que posee la voluntad, mas, le falta la preparación suficiente para asumir tal responsabilidad o está el que tiene la capacidad, pero es designado, administrativamente, para cumplir otra función”.

La superación fue el motor impulsor en la creación de las Brigadas Técnicas Juveniles, entonces resulta incongruente descartar a una persona solo porque no posea todos los conocimientos y habilidades para liderar. ¿No sería más oportuno mostrarle, enseñarle cómo hacerlo, a perder la fuerza y el empuje que podría aportar? En tiempos donde mucha apatía señorea, contar con gente dispuesta es un lujo que no debe desperdiciarse.

El movimiento de las BTJ tiene la responsabilidad de aglutinar y diseñar espacios para el crecimiento profesional y personal de sus afiliados. Y esto significa también, acompañar a los jóvenes hacia ese objetivo. Si no se consigue, como está sucediendo, seguirá penando por las mismas ausencias que hoy comprometen su funcionamiento eficiente, y como en La Habana, la falta de presidentes municipales no deja de ser la debilidad más importante.

Para Arlyn Márquez Cutiño, presidenta de las BTJ en la capital, este no es el único problema que presentan. La joven aclara que donde no está el profesional indicado es el miembro del Buró quien debe asumir, y esto complejiza la tarea, pues al tener otras ocupaciones no contribuye igual.

“Además, la escasa atención que se les presta a los presidentes que no son cuadros y el poco apoyo que tienen algunos para realizar cualquier actividad que se les oriente, también supone una deficiencia”.

La presidenta provincial plantea que es necesario completar esas plantillas, si no con los profesionales idóneos, al menos con “jóvenes dispuestos a contribuir”.

El ingeniero agrónomo Michel Quevedo coincide con esto. “¿Por qué un presidente de las Brigadas Técnicas Juveniles tiene, necesariamente, que ser un cuadro profesional y no puede ser no profesional o semi profesional?”

Además, esto limita poder contar con alguien que desarrolle ciencia, investigación e innovación. “En estos momentos muchos de los directivos de las Brigadas en las provincias provienen del trabajo profesional de la UJC”, opina Quevedo.

Al respecto, Frank Monterrey comparte que, si tuviese que suprimir algo en el funcionamiento de las BTJ, estaría relacionado con la nomenclatura de sus dirigentes. “Eliminaría el requisito de ser cuadro profesional de la UJC para ser el presidente provincial. Pienso que en el país hay buenos jóvenes en los centros de investigación, que no son cuadros, pero tienen el dominio y el conocimiento para dirigir las Brigadas en un municipio o una provincia.

“Esto nos ayudaría a cumplir mejor con esa política porque, no es un secreto que eso frena al joven a la hora de tomar la decisión”, apunta.

Pero, cuál es exactamente el papel de la Unión de Jóvenes Comunistas como “casa matriz” de las Brigadas Técnicas Juveniles y, después de 60 años, cómo son sus relaciones de trabajo.

Meyvis Estévez Echavarría, primera secretaria del Comité Nacional de la organización política juvenil, explica que “esta organización es la rectora del movimiento.

“Las BTJ tienen su propia iniciativa, capacidad para proponer y organizar sus actividades y a nosotros nos corresponde acompañarlas, perfeccionar lo que se proponga y adicionar nuevos empeños; además de abrirle puertas y viabilizar coordinaciones con los ministerios correspondientes”.

De igual manera, subraya la primera secretaria, que “el Buró Nacional de la UJC contempla dentro de su plan de temas a evaluar cada año, la rendición de cuentas de las Brigadas desde el municipio y hasta la instancia nacional; a esto le precede un acercamiento a lo que están haciendo y esa acción ayuda a buscar soluciones.

“Hay un espacio que la presidencia de las BTJ tiene para intercambiar, tanto con el miembro del Buró Nacional de la UJC que las atiende, como con la máxima dirección de la organización. Asimismo, estamos presentes en sus principales eventos y consejos en cada nivel”.

Por su parte, Frank Monterrey manifiesta estar seguro de que a la UJC le ocupa y preocupa el funcionamiento del movimiento que dirige. “Sin embargo, creo que no todos los cuadros a nivel profesional entienden su importancia. Y cuando me refiero a los cuadros no pienso solo en los primeros secretarios de los municipios o provincias, sino a los miembros del buró, funcionarios integrales… sobre todo en la base.

“Cuando presentamos alguna solicitud a la dirección del país esta se dispone a cumplir con lo que le proponemos. Lo mismo sucede cuando hemos tocado la puerta de la primera secretaria nacional.

“No obstante, nos vemos como algo más dentro de la familia de la organización, y sigo insistiendo en que no somos algo más en la familia de la juventud. Las BTJ es ciencia, innovación, es hechos y relaciones concretas. Nos ocupamos de tratar que nuestra economía siga adelante. Por tanto, hay que mirarla diferente a todos los niveles”.

Somos de hoy

El 13 de septiembre de 1974, en el discurso de clausura de la III Conferencia Nacional de las BTJ, Fidel expresaba que “(…) este movimiento debe crecer paralelamente con el desarrollo económico y social del país”.

Las nuevas Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación permiten a los jóvenes participar de manera más activa en los proyectos de investigación, y ser estimulados en correspondencia con su aporte. (Foto: Archivo JT)

Las nuevas Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación permiten a los jóvenes participar de manera más activa en los proyectos de investigación, y ser estimulados en correspondencia con su aporte. (Foto: Archivo JT)

Cinco décadas después ese deseo solo se ha cumplido en parte. Según Frank Monterrey Padrón, el movimiento de las Brigadas Técnicas Juveniles ha evolucionado, “pero no a la velocidad que los tiempos ameritan”.

Por tal motivo trabajan para modificar los reglamentos por los que se rigen, más cercanos a “las circunstancias, al contexto histórico que nos ha tocado vivir”.

Para ello han aprovechado cada espacio de encuentro con los jóvenes que dirigen y han pedido su opinión en cuanto al funcionamiento de las Brigadas en todos los aspectos.

Al preguntarle si creía que las BTJ, pese a los problemas y carencias que enfrenta, todavía eran necesarias dijo: “este es un movimiento que siempre ha estado en la primera línea de combate. Nuestra principal misión es superar a los jóvenes para que trabajen en erradicar los problemas de la economía.

“Puedo decir que nos parecemos a nuestro tiempo, los brigadistas nos lo han dicho. No nos hemos quedado en lo que se hacía hace 20 o diez años atrás. Nos estamos actualizando para parecernos a los jóvenes que dirigimos”.

Una visión similar defiende la primera secretaria de la UJC: “sin menospreciar etapas anteriores, en que la innovación y la creatividad desempeñaron un rol esencial y los jóvenes se destacaron en ese empeño, creo que estamos viviendo un momento en verdad único en cuanto a las urgencias de contar con unas BTJ sólidas y renovadas.

“Las serias limitaciones que enfrentamos, derivadas fundamentalmente del cerco arreciado al extremo, solo podrán sortearse con inteligencia creativa, con alternativas propias y en eso las Brigadas están llamadas a ser vanguardia. Ya nos han demostrado antes que es posible, y ahora tengo la convicción de que pueden hacerlo mejor”.

Para el cienfueguero Michel Quevedo, la importancia de que existan está en que puedan ofrecerles a los jóvenes “una plataforma para el crecimiento personal, la participación cívica y la formación técnica, lo que es crucial para el futuro de la sociedad”.

Y advierte que no es cuestión de que se parezcan a estos tiempos, sino “de que sean parte de nuestro tiempo.

“Es cierto que han evolucionado e incorporado temáticas ambientales que tributan al desarrollo sostenible, dan la posibilidad a los estudiantes universitarios o de la enseñanza técnica profesional de participar, mas deben aspirar a crear nuevas iniciativas que capten un universo juvenil brigadista más innovador, enfocado a la solución de problemas científicos”.

Vamos a andar

Más allá de las deficiencias que presentan, las Brigadas Técnicas Juveniles cuentan con fortalezas que hacen que los jóvenes aún se incorporen a sus filas.

La guantanamera Gretter Guerra López de Queralta, jefa provincial del Centro de Gestión para la Reducción del Riesgo de Desastres considera que la empatía que existe entre cada uno de los miembros de las BTJ y la capacidad de responder con resultados de científicos, adaptados a las situaciones cotidianas, es el principal baluarte con el que cuenta.

Así como “mantener los convenios de trabajo con las instituciones, crear espacios de intercambio para la socialización de los logros, propiciar la participación de las nuevas generaciones, para que observen el quehacer de la ciencia y la técnica, y se motiven a contribuir”.

Para Meyvis Estévez, la fortaleza radica en “la experiencia acumulada en todos estos años. Son seis décadas donde sus aportes han sido muy valiosos.

“Múltiples son los problemas resueltos en lugares claves de la producción o los servicios, gracias al talento, la inventiva y las ideas de jóvenes, que se han materializado gracias al impulso y las oportunidades que las BTJ les han brindado, como entidad aglutinadora y promotora”.

Mas, para el técnico medio en Informática, Johan Manuel Pérez González, trabajador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), la riqueza de las Brigadas es algo más pequeño e íntimo. Es la posibilidad de estudiar una carrera universitaria cuando ya se había conformado con no hacerlo.

“Pertenecer al movimiento cambió muchas cosas en mi vida. Llevo dos años de trabajador y uno en las BTJ. Me incorporé por pasión, porque me gusta dirigir y organizar grupos. Esto me ha dado la posibilidad de conocer a la gente, pues en el tiempo que llevaba en el CIGB no conocía a nadie. Igualmente me abrió las puertas para comenzar a estudiar en la universidad, y presentar ponencias en los eventos que se realizan a nivel de base”.

Roseli García Mesa, ingeniera Civil y especialista de inversiones del CIGB, asegura que fue una sorpresa descubrir que existía un movimiento juvenil en su centro.

Roseli García Mesa, ingeniera Civil, especialista de inversiones y presidenta de las Brigadas Técnicas Juveniles del CIGB

Cuando a Roseli le dicen que así nunca se ha hecho, les responde “yo lo voy a hacer de esta forma, porque de la otra nunca hemos convocado a nadie. No se pueden hacer cosas iguales para tener resultados diferentes”. (Foto: Cortesía del CIGB)

La actual presidenta de las Brigadas en esa institución confiesa que, dos años después de trabajar allí lo supo porque fue mencionado en el discurso de clausura de un evento.

“En ese momento pensé que cómo era posible que yo, siendo joven, no supiera que allí había BTJ. Pero hemos cambiado eso y tratado de mejorar la atención que damos a todos los miembros, en especial la que les brindamos a los técnico-medio. Que contemplen la posibilidad de presentarse a los eventos del Centro, porque el trabajo más ínfimo posee resultados palpables.

“Los jóvenes de hoy deben ser conscientes de la responsabilidad que tienen. Las BTJ se nutren de ellos y a la vez, en comunión, ellos también crecen porque ven las potencialidades de uno con respecto a la del otro.

“No tienes que ser el que más relevante, pero presentar una ponencia aporta habilidad, hace que quienes estén en tu entorno conozcan lo que haces y eso motiva.

“Aislados no vamos a lograr nada. La unión, real y armónica, es lo que más resultado nos ha dado, y en eso las BTJ ayudan”.

Esta joven afirma que, parte del motivo por el que las Brigadas en el CIGB funcionan bien es por el apoyo que reciben de la dirección de la institución, y porque “aquellos que fueron brigadistas en su época, saben del valor que ostenta este tipo de movimientos y eso nos reconforta”.

Consejo de Innovación Juvenil: un complemento novedoso

El recientemente creado Consejo de Innovación Juvenil (CIJ) “también es una fortaleza”, afirma Frank Monterrey.

“Este servirá como organismo asesor a las BTJ, pues hoy la dirigimos cuadros profesionales de la Unión de Jóvenes Comunista que no somos, y aquí sí puedo ser absoluto, investigadores.

“Nos ayudará a tomar las mejores decisiones con nuestros científicos. Cómo diseñar un mejor plan de superación, cómo conformar un espacio de intercambio con diferentes sectores de la sociedad y con jóvenes que tengan distintos puntos de vista y proyectos. La importancia de este Consejo es establecer ese diálogo y alcanzar un mejor acuerdo”.

Una de las preocupaciones sobre este CIJ era que desplazara el accionar de las Brigadas, sobre todo, teniendo en cuenta las importantes debilidades que la aquejan. Pero para Meyvis Estévez, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC y presidenta del Consejo, esa no es la idea.

“Este no sustituye para nada el trabajo de la BTJ ni sus esencias fundacionales, en todo caso lo complementa, le da un nuevo instrumento más actualizado para ese vínculo que por años ha propiciado con los jóvenes científicos e investigadores.

“Asimismo, ayuda a su renovación y fortalece su papel, porque desde la UJC siempre concebimos que este Consejo tenga una atención directa de las BTJ, tal como corresponde, y eso permitirá que las Brigadas deban elevar su capacitación y su conocimiento.

“La ciencia no se puede entender sin el esfuerzo colectivo, sin una visión plural, sin un enfoque estratégico que abarque varios sectores del conocimiento, varias áreas del saber.

“Se necesita articular, sumar, contrastar, contraponer, abrazar ideas diversas e investigar, teniendo presente el sentido de la colectividad. Esa es la premisa del Consejo de Innovación, que tiene una fuerte conducción y acompañamiento de las BTJ que son quienes lo coordinan, y que sin dudas complementa integralmente la labor de este movimiento”.

Sin excusas

Las Brigadas Técnicas Juveniles se acercan a su 60 cumpleaños. Y aunque lo hace en medio de dificultades, algunas antiguas compañeras de viaje, que parecen infranqueables, el deseo de tornar la rueca de la inercia y la apatía es contagioso.

Comportamiento de las Brigadas Técnicas Juveniles en los últimos cinco años.

Para su actual presidente, lo más urgente es enamorar a aquellos muchachos que todavía no forman parte de ese universo juvenil. También estrechar el vínculo con quienes ya pertenecen a esa familia, y a los que se les ha dejado solos en algún momento.

“El objetivo es llegar a más centros de trabajo y saber sobre las preocupaciones que aquejan a nuestros jóvenes. Tenemos que continuar la creación de espacios de intercambio, pensar cómo llevar a la práctica los proyectos que hoy están engavetados y no han tenido una mirada diferente por las direcciones de las instituciones”, manifiesta.

Específicamente, esta problemática es de compleja solución, debido a las carencias materiales que afectan al país, y directamente a las BTJ. No obstante, según Frank, eso no es excusa para que “las Brigadas no vayan a ese centro donde está el joven bueno, con perspectiva, talento, y que, además, le está aportando a la economía”.

Entre las ideas que hoy contempla la dirección de las BTJ para renovarla, está el extender la edad de sus integrantes. “No queremos ir en contra de lo que establece la Política de la Niñez, la Adolescencia y la Juventud al respecto, pero nos parece que hay personas con 36 o 37 años que todavía pueden aportarles a las Brigadas”.

En cambio, Roseli García, cree que es importante invertir en el capital humano. “Hemos estado con la concepción de que todo tiene que partir del alma, y hoy no es así.

“Tenemos jóvenes muy valiosos, pero hay que darles más. Montarlos en una guagua y llevarlos a lugares que no conocen, que aprendan. Sin embargo, eso lleva dinero y como estamos limitados en ese sentido, llega el discurso de: esto tiene que ser porque la pasión te motiva. Esa es una de las cosas que más debilita, decir siempre que la economía no te permite hacer esto o lo otro”.

En relación con esto, Frank Eduardo Monterrey asume que una deficiencia está en el principal estímulo que otorgan las BTJ: el Sello Forjadores del Futuro.

“Sabemos que muchos jóvenes innovan y no estamos reconociendo sus potencialidades. La causa principal es la falta de cuadros profesionales que les indiquen lo que deben hacer, cómo conformar su expediente para que puedan optar por esa distinción”.

Para Michel Quevedo Cepero no basta con la oportunidad de obtener el Sello. “Me gustaría recuperar el incentivo monetario que aún mantiene la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) a sus jóvenes y trabajadores, por hacer inventiva o uso racional de materiales o economía. ¿Por qué las BTJ no puede incentivar materialmente a sus brigadistas al recibir un premio o el Sello? ¿Qué nos limita hacerlo?”

De igual forma, piensa que “las BTJ deben proyectarse en líneas más directas para capacitar a los jóvenes en habilidades empresariales. Fomentar ese espíritu podría ser beneficioso”. Desde su punto de vista esto les permitiría contribuir más directamente con el desarrollo económico local. “La adaptabilidad y la escucha activa son claves para garantizar que las BTJ sigan siendo relevantes y efectivas”.

Querer revitalizar las Brigadas Técnicas Juveniles es un reclamo loable de sus miembros y dirigentes. Sin embargo, no puede quedarse solo en deseos, consignas o cambio de reglamentos.

Cuando este seis de diciembre las BTJ cumplan sus 60 años, deberán enfocarse en que lo que se proyecte se haga. Parapetarse en las carencias económicas o la falta de personal no permitirá el cambio necesario. Comprometerse con el futuro conlleva implicación, iniciativa y dedicación.



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