Homenaje a un visionario

Lunes, 25 de noviembre del 2024 / Fuente: Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, CITMA / Autor: CITMA

Cuba impulsa la gestión de gobierno basada en ciencia e innovación y vale recordar este 25 de noviembre, a ocho años de su partida fisica, el papel que le concedía a la ciencia el Comandante en Jefe Fidel Castro desde los inicios de la década de los 60.

En la Segunda Asamblea Nacional del Pueblo de Cuba, celebrada en la Plaza de la Revolución, el 4 de febrero de 1962, sent nció: “Las fuerzas que impulsan a los pueblos —que son los verdaderos constructores de la historia—, determinadas por las condiciones materiales de su existencia y la aspiración a metas superiores de bienestar y libertad, que surgen cuando el progreso del hombre en el campo de la ciencia, de la técnica y de la cultura lo hacen posible, son superiores a la voluntad y al terror que desatan las oligarquías dominantes”.

En fecha tan temprana como el 24 de febrero de 1963, en la clausura del X Congreso Médico y Estomatológico Nacional, Fidel señaló: “solo el camino del trabajo, de la técnica y de la ciencia es lo que hace progresar a la humanidad”.

Esa idea la reiteró el 10 de octubre de 1964, cuando dijo:  “¡Porque un país tiene porvenir en la misma medida en que su pueblo trabajador sea capaz, en la misma medida en que los conocimientos de la técnica y de la ciencia estén al alcance de los trabajadores!”

Un mes más tarde, durante un acto relacionado con la Batalla por el sexto grado, reflexionó acerca del vínculo entre ciencia y desarrollo: “Si se marcha al compás de la ciencia y de la técnica, se avanza hacia insospechables metas de progreso y de bienestar; si no se avanza al compás de la ciencia, de la técnica y de los conocimientos en general, el precio es el estancamiento, la pobreza, la escasez, la miseria”.

En 1966, en la clausura de un congreso médico, expuso un pensamiento que sigue reclamando el Sur y que Cuba defiende en cada foro internacional: “Y si hay una herencia universal que la humanidad se ha legado a sí misma es la cultura, es la ciencia, es la técnica. Y nosotros, países subdesarrollados, países económicamente pobres por esa causa, países que si nos estancamos y nos vimos en el subdesarrollo fue esencialmente como consecuencia de la explotación, tenemos el derecho a reclamar nuestra participación en el acervo cultural, científico y técnico en el mundo.”

Habló Fidel también de la tecnología, eso que hoy nos es tan común. En una plenaria en 1970, cuando la mayoría ni sabía que la palabra existía, dijo: “Hoy no se puede hacer el viaje a la luna sin las computadoras, porque la cantidad de cálculos que se requieren y la velocidad con que deben ser resueltos complicados problemas, harían imposible la tarea al cerebro humano.  Tampoco sin las computadoras, sin los centros de cálculo, se puede llevar el control de la economía, de los inventarios, de lo que falta, de lo que hay, de lo que se necesita en la enorme escala que impone la economía socialista”.

Según sentenció en 1972, en la ciudad alemana de Dresde: “tenemos que emplear la ciencia y la técnica: no para destruir, sino para crear, para vencer la pobreza, para proteger y prolongar la vida, para llevar el bienestar al hombre”.

Así, a lo largo de toda su trayectoria, le reconoció a la ciencia, la tecnología y la innovación ese papel de herramientas para el desarrollo y la búsqueda de bienestar: “No es concebible el futuro del país sin la ciencia y la técnica, no es concebible el desarrollo del país sin la ciencia y sin la técnica”.

En febrero de 1992, en acto por el XXX aniversario de la Academia de Ciencias de Cuba, el Comandant en Jefe reflexionó: "Si me preguntaran cómo queremos que sean siempre nuestros científicos, diríamos: Queremos que sean consagrados y que sean modestos. Cuando la autosuficiencia, la arrogancia, la sobrevaloración se empieza a apoderar de algún científico, deja de ser modelo de científico y modelo de revolucionario".

Fidel creía firmemente en las potencialidades de la ciencia para el desarrollo de Cuba. En 2003, consideró que “este país vivirá, fundamentalmente, de sus producciones intelectuales, aunque no vivirá exclusivamente de eso; vivirá en grado creciente de las producciones intelectuales, de su ciencia, del desarrollo de sus servicios y productos médicos.”

Uno de los compromisos de la ciencia cubana es hacer cada vez más realidad las proyecciones de este visionario.



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