Un Dios en la Mecánica Cuántica

Viernes, 26 de mayo del 2023 / Fuente: Juventud Técnica / Autor: Dalila Castro Fontanella

 

Mencionar el nombre de Melquiades de Dios Leyva en ambientes académicos vinculados a la física despierta expresiones de salutación, un poco de miedo, y siempre deferencia. No resulta extraño si se sabe que ha dedicado más de medio siglo de su vida a la enseñanza, a la par que atesora momentos transcendentales de la historia de la educación en Cuba, como haber sido el autor de la primera tesis de maestría defendida en la Universidad de La Habana

Melquiades de Dios se siente fundador de la Facultad deFísica de la Universidad de La Habana por su vínculo a la enseñanza ya desde la etapa de estudiante. (Foto: Dalila Castro Fontanella)

“Reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer (…)” me tararea él mientras conversamos sobre sus primeros años, cuando aún no sospechaba que la Física y el magisterio se convertirían en pilares de su vida.

Mencionar a Melquiades de Dios en ambientes académicos y, especialmente aquellos vinculados a la física, despierta un sentimiento de salutación, de deferencia; después de todo son 58 años impartiendo clases en la carrera, desde sus inicios como alumno ayudante en los años 60.

Sin embargo, en su infancia y adolescencia hubo pocos indicios del camino que seguiría. “Esa etapa es de los momentos más felices de mi vida y que recuerdo con mucho cariño. Yo soy de Aguacate, un pueblito de Palma Soriano, en Santiago de Cuba. Hijo de campesinos y sin posibilidades de estudiar, solo llegué hasta el cuarto grado en una primaria que había allá”.

Esa misma escuela fue quemada por los guardias de Fulgencio Batista durante la huelga general del 9 de abril de 1958.Entonces ya Melquiades pertenecía a una célula del Movimiento 26 de Julio y ese día se encontraba trabajando con un compañero en una tienda de víveres cuando varios militares del gobierno los forzaron, junto al personal en el área, a limpiar los obstáculos que habían colocado en la Carretera Central, hasta llegar al municipio Contramaestre.

“Yo tenía 19 o 20 años y como era parte del movimiento ya estaba fichado, aunque nunca había estado preso. Cuando llegamos a Contramaestre a todos los demás los montaron en un camión, excepto a mi amigo y a mí que nos llevaron en el carro del Capitán y nos fueron interrogando por el camino. Pensamos que nos iban a matar, que era algo que uno veía allá a diario”.

Durante el trayecto, los rebeldes en la zona atacaron los carros cuando estaban ya cercanos al poblado de Melquiades y esta fue su oportunidad para escapar. “Desde Palma Soriano enviaron refuerzos, incluidas avionetas para rescatar a los otros guardias y atacar a los pobladores. Quemaron la escuela de la que te hablé, la única escuelita que había, junto con toda una manzana de casas y mataron a un señor que decían que era comunista. Eso fue espantoso.

“Después de toda la masacre de ese día me fui para la Sierra Maestra, pero no me quedé porque le hacía falta a mi familia para trabajar. Seguí en contacto con los rebeldes y algunos meses después me alcé definitivamente y estuve en la Loma de la Caridad hasta que triunfó la Revolución”.

El entonces joven de 20 años vino a La Habana en enero de 1959 junto a los Rebeldes y trabajó en varios lugares hasta llegar a la Pagaduría General del Ejército. “Ahí todo el mundo sabía leer y escribir, la mayoría eran personas que habían estudiado. Se burlaban de mí porque tenía poco nivel y me impulsaron –prácticamente me obligaron– a estudiar”.

En esos años comenzó su formación en una escuela privada y también se presentó a una convocatoria para la Escuela de Contabilidad, pero suspendió el examen de ingreso. Los compañeros de trabajo le sugirieron presentarse en el Instituto de La Habana, que funcionaba como un preuniversitario y allí matriculó luego de un periodo de prueba a sugerencia del director de la institución.

De Rebelde a físico

“Mi interés por la física nació hace muchos años, gracias a un profesor que conocí en esa escuela. Me gustaban mucho la geometría analítica y la óptica geométrica y él me recomendó esta carrera”.

La historia de ese maestro, del que dice no recordar el nombre, lo marcó en muchos otros aspectos: “Él era una persona muy pobre, trabajaba como estibador en los muelles y me contaba que para dejar a su familia descansar, estudiaba física en las madrugadas con una vela. Fíjense el sacrificio que tuvo que hacer. Eso me motivó mucho y de cierta manera me ayudó a ser físico, puesme hizo entender que su sacrificio para ser maestro era muy importante y retribuido alformar a los demás”.

Acercarse a la historia de vida de este Doctor en Ciencias es una confirmación más de la importancia de la tenacidad. Melquiades recuerda que en 1963 fue uno de los pocos jóvenes que aprobaron un examen de ingreso a la Universidad de La Habana en el que participaron cientos de personas. Sin embargo, al poco tiempo de iniciar sus estudios en la entonces Escuela de Física de la Facultad de Ciencias, tuvo que dejar la carrera.

“No sabía lo que me explicaban”, se sonríe, “empezaron las clases y yo no entendía casi nada y me fui de nuevo para el pre. Al año siguiente reclamé mi derecho de aprobado y luego de pasar el curso de nivelación pude por fin empezar en la carrera de Física”.

Desde entonces esa ciencia ha sido parte indisoluble de su vida. A partir de 1965, en su tercer año, comienza a vincularse a la enseñanza, en este caso como alumno ayudante.

En el año 59 aquí no había ciencia ninguna; había algunas personalidades, pero eran cuestiones aisladas, no era una ciencia sistemática que le interesara al país desarrollar”, rememora. En esa época muchos profesionales y científicos cubanos se formaban en el extranjero, especialmente en países del llamado Campo Socialista. “Como yo fui miembro del Ejército Rebelde me propusieron ir a estudiar Armas Estratégicas Antiaéreas, pero no quería seguir en el ejército y decidí quedarme a hacer la carrera aquí”, cuenta Melquiades.

Se gradúa en 1968 y hasta 1972 transcurre una etapa en su especialización como físico, que termina en la discusión de su tesis de maestría, la primera que se defendió en la Universidad de la Habana, la cual abordaba la aplicación del método de factorización a la solución de problemas de Mecánica Cuántica.

“Sin la investigación no puedo vivir”. En la imagen, nuestro entrevistado posa junto a otros colegas en un evento científico en 1973. (Foto: cortesía del entrevistado)

“Luego me mandaron a la Unión Soviética en un programa de intercambio de un año y, posteriormente, me recomendaron para seguir mis estudios allá. Así, en 1975 me fui a hacer el Doctorado en la Universidad Estatal de Moscú”.

A su regreso a Cuba en el año 1979, vuelve a la Facultad de Física y comienza a trabajar como Jefe del Departamento de Física Teórica. “Desde entonces siempre estuve vinculado a la enseñanza de la Mecánica Cuántica”.

“No puedo vivir sin investigar”

“Como profesor, incluyendo el tiempo de alumno ayudante, llevo 58 años, desde 1965. La mayoría de los físicos que hay en este país pasaron por mis manos, incluso cuando era estudiante”.

Cuando hablamos de su rigurosidad y métodos de enseñanza se sonríe y me cuenta algo que ya había escuchado de algunos jóvenes alumnos o graduados: “Yo empecé muy exigente con los estudiantes porque pienso que la disciplina es fundamental. Y en ese sentido hay muchas historias que ellos hacen; como yo imparto la asignatura en cuarto año, hay un dicho famoso entre los muchachos: «Nos graduamos si Dios quiere», y es porque Dios es mi apellido”.

Su tiempo en la enseñanza de la Física ha estado marcado por la Mecánica Cuántica. Discípulo del reconocido profesor Elías Entralgo, este lo condujo en el estudio de los fenómenos del micromundo. Luego de que él se retirara, Melquiades asumió la enseñanza de ese campo de estudio.

Conocida también como física ondulatoria o física cuántica, es una de las ramas principales de esa ciencia, que explica el comportamiento de la materia, con postulados que divergen radicalmente de la llamada física clásica.

La teoría de la mecánica cuántica fue desarrollada durante el siglo XX, a partir de los esfuerzos conjuntos de varios físicos y matemáticos como Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Dirac, Bohr, Von Neumann y otros. Si bien algunos de sus aspectos fundamentales aún están siendo estudiados, esta ha sido la teoría subyacente en muchos campos de la física, como la de partículas o la física de la materia condensada.

“La Mecánica Cuántica es la física base de todas las físicas, y hasta ahora, su estructura matemática no tiene contradicciones; es la única física que no entra en contradicciones con ella misma. Además, es la que tiene más perspectiva desde el punto de vista práctico en las tecnologías modernas”, explica Melquiades.

La Mecánica Cuántica es una rama de la física que estudia el comportamiento de la materia cuando las dimensiones de esta son muy pequeñas tales como, el núcleo atómico, el átomo y las moléculas, principalmente. (Foto: tomada de Concepto)

“En el micromundo la cantidad de fenómenos es extremadamente grande y, por lo tanto, su uso por el ser humano es muy importante. O sea, de ahora en adelante creo que la mecánica cuántica o la física del micromundo, que se describe con la ayuda de la mecánica cuántica, va a ser muy importante en el desarrollo de la humanidad”.

Su pasión por esta rama es innegable, y de ello son evidencia los más de 115 artículos publicados en revistas internacionales y varios libros escritos, útiles para la enseñanza, como son Mecánica Cuántica Problemas de Mecánica Cuántica, en coautoría con Carlos Trallero Giner. “Además de dar clases, uno de los principales retos ha sido publicar, hacer trabajo científico, investigaciones nuevas, y luego plasmar toda la experiencia en los libros. En esos textos hay muchos experimentos que he hecho científicamente”.

Ha tenido varias líneas de investigación, entre las que sobresalen las relacionadas con estados electrónicos en sólidos, impurezas y excitones en estructuras semiconductoras, superredes en presencia de campos magnéticos, propagación de ondas electromagnéticas en materiales con índices de refracción negativos.

“Y eso es lo que me gusta; ya yo paso de los 80 años y no puedo vivir sin investigar”. Merecedor del Premio Nacional de Física en 2011, sus trabajos de investigación han generado aportes en fotónica, así como en el conocimiento de las propiedades ópticas, electrónicas y de transporte de las heteroestructuras semiconductoras, con aplicaciones en la electrónica, los dispositivos tecnológicos o la industria de semiconductores con propiedades más resistentes o con gran soporte eléctrico.

También ha incursionado en investigaciones sobre espinotrónica, una tecnología de cuyos avances se espera que los dispositivos puedan funcionar más rápido, fomentando la miniaturización de los sistemas creados.

Para Melquiades, Profesor Titular y de Mérito de la Universidad de La Habana, “actualmente el estudio es un problema a nivel mundial y entre las principales problemáticas está la motivación. Por eso yo hago tanto énfasis en su importancia y en las maneras de hacerlo.

“Es cierto que hay alumnos que se han examinado mucho para aprobarla, incluso 12 o 14 veces, porque yo tengo como costumbre que cuando apruebo a un alumno es porque sabe de Mecánica Cuántica, porque ahí va mi prestigio como profesor. A pesar de eso, los estudiantes me agradecen la rigurosidad.

“Además, tengo el criterio de que cuando usted da una clase debe acompañarla con elementos diferentes vinculados al tema, que hagan que los alumnos se interesen y se relajen, por eso, donde puedo, en el curso introduzco aspectos interesantes de la historia de la física, para motivarlos.

“Me gusta dar todo lo que sé a mis alumnos, para que lo usen. Y esto es algo que es fundamental para el camino a seguir en la enseñanza de la Física en Cuba: depositar en las nuevas generaciones los conocimientos que hemos adquirido en varias décadas”. (Foto: Dalila Castrol Fontanella)

“Ese es mi interés fundamental; la motivación es la cosa más importante que puede hacer un profesor. Un alumno no aprueba solamente porque sea inteligente, tiene que estudiar y para que estudie hay que lograr que se interese y salga adelante con sus propios esfuerzos”.

Física, toda la vida

Con varias décadas de estudios y enseñanza de la ciencia en Cuba, afirma que la creación de ciencia no es proceso de un día o un año, por lo tanto enfatiza en la importancia de mantener los alcances hechos hasta ahora “para que seamos un país donde la ciencia, por lo menos en la física, prospere y aparezcan estudios importantes como los que ya hay.

“La formación de los estudiantes de física en este país ha sido, sobre todo, por profesores que pasamos por la Unión Soviética, y los programas de estudio que se implementaron en la Universidad de La Habana son resultado de aquellos, por lo tanto tienen un alto nivel. Cuando usted viaja por cualquier parte de América Latina e, incluso, de Europa, existe la opinión de que los alumnos con mejor nivel después de graduados son los de Cuba, y eso llena de orgullo a uno”.

Sin embargo, para Melquiades el camino a seguir en la enseñanza de esa ciencia en el país pasa por estar al día en su desarrollo a nivel mundial “y sobre esa base modificar los planes de estudio para que se mantengan actualizados a todos los niveles e impartir las clases con el mayor rigor posible, para que cuando los alumnos se gradúen tengan las capacidades que exige el desarrollo de la ciencia física en Cuba”.

Luego de todos estos años, afirma enamorarse a diario y por completo de la física. “Me gusta dar todo lo que sé a mis alumnos, para que lo usen. Y esto es algo que es fundamental para el camino a seguir en la enseñanza de la Física en Cuba: depositar en las nuevas generaciones los conocimientos que hemos adquirido en varias décadas, que los estudiantes se apropien de ellos, puedan erigirse sobre eso y hacer aportes importantes que puedan ser utilizados en la práctica social en el país, porque Cuba necesita gente capaz”.

 
 



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