El envejecimiento, desafío en el ámbito demográfico cubano

Miércoles, 8 de noviembre del 2023 / Fuente: Prensa Latina / Autor: Elizabeth Bello Expósito

El acelerado envejecimiento poblacional, el comportamiento negativo del saldo migratorio externo y un decrecimiento poblacional natural en los últimos cuatro años constituyen los principales desafíos en el ámbito demográfico cubano.
 
Así lo asegura la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) en sus informes más recientes, lo que coloca la dinámica demográfica como un punto crucial en la agenda del Gobierno cubano.

Este proceso se caracteriza también por una veloz transición demográfica, que se distingue por el descenso continuo y progresivo de la fecundidad, con bajos niveles de mortalidad y un aumento de la esperanza de vida.

Según el anuario poblacional de la ONEI, al cierre del 2022 el 22.3 por ciento de los cubanos tenía o había sobrepasado la sexta década de vida. Hoy el número de personas con 60 años y más en Cuba asciende a dos millones 478 mil 87.

Tal fenómeno resulta más intenso en el occidente y el centro del país, en las zonas urbanas y en las mujeres.

La última proyección realizada por la institución estima que para 2050, la población de personas mayores alcanzará la cifra de tres millones 343 mil 520, lo que representaría un grado de envejecimiento del 35,9 por ciento.

En la actualidad el país experimenta además una reducción simultánea en el porcentaje de personas menores de 15 años como resultado de la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo – menos de una hija por mujer- desde 1978, hace 44 años, revelan las cifras de la ONEI.

De ahí que la política de población de la isla incluya acciones dirigidas a estimular la fecundidad, con el fin de acercarse en lo posible al reemplazo poblacional en una perspectiva mediata, que aún es insuficiente.

Este envejecimiento de la estructura poblacional experimentado a nivel mundial, en el cual Cuba ocupa un lugar preponderante en la región latinoamericana, representa un desafío, entre otros aspectos, porque deriva en el incremento de la relación de dependencia.

Es decir, a cuántos ancianos y niños deben cuidar los jóvenes y adultos con edad de trabajar. En 2022 en la isla, reveló el Anuario Estadístico de la ONEI, había 613 personas en edades inactivas por cada mil habitantes de entre 15 y 59 años.

PROCESO CON SIGNIFICATIVAS CONSECUENCIAS

La mayoría de los análisis de los demógrafos y otros expertos cubanos afirman que el envejecimiento es un proceso con significativas consecuencias y ramificaciones en todas las esferas de la vida humana.

Entre ellas, lo económico, lo que influye directamente en la fuerza de trabajo, y de ahí en el crecimiento de la economía, el ahorro, la inversión y el consumo, los mercados laborales, las pensiones y las transferencias intergeneracionales.

Los retos que plantea la senectud de la población en los países en vías de desarrollo lleva aparejada una problemática diferente.

En el caso cubano, a mediano plazo se prevé una disminución de la población económicamente activa total, caracterizada por una reducción de quienes arriban a edad laboral y un incremento en los grupos de mayor edad, lo que representará un potencial activo cada vez más envejecido, con una significativa reducción en la magnitud del reemplazo.

Para hacer frente a esta situación deben proyectarse e implementarse de forma efectiva medidas para la transición gradual de la vida laboral activa a la jubilación, para dar a los trabajadores de edad la oportunidad de permanecer activos durante más tiempo, precisa una investigación.

En ese análisis, bajo el título «El envejecimiento poblacional y los recursos laborales en Holguín. En busca de nuevas oportunidades», la máster en Ciencias Olga Expósito incluye también “desarrollar acciones para impedir la discriminación en el empleo, con especial atención hacia las trabajadoras de mayor edad, para fomentar la participación de los adultos mayores en las tareas económicas, políticas y sociales».

Respecto a su incidencia en la familia, los expertos hablan de un cambio en los modelos, las estructuras familiares y los estilos de vida: la tendencia demográfica apunta a un aumento en la proporción de hogares unipersonales (en muchos casos de adultos mayores solos, familias intergeneracionales o integradas por parejas de abuelos), lo que constituye un reto para el hogar y la comunidad.

Por ende, crece la demanda de capacidades en casas de abuelos y asilos de ancianos por el incremento del número de adultos mayores dependientes, ya sea por discapacidad o por enfermedad y la ausencia de familiares que asuman el rol de cuidadores, debido a la migración (principalmente de población joven y de mujeres en edad reproductiva).

Aún con los procesos de autonomía y emancipación de las mujeres que se viven en la actualidad en la nación caribeña, el cuidado de la población adulta mayor recae primordialmente en ellas.

Ello recuerda que la Organización de Naciones Unidas definió el 29 de octubre como el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, una fecha que promueve la necesidad de invertir en la economía del cuidado y de crear sistemas de apoyo sólidos, resilientes, sensibles a las cuestiones de género y de edad.

PERFECCIONAMIENTO DEL SISTEMA DE ATENCIÓN A LA FAMILIA

Por ello, la reciente reunión de la Comisión de Atención a la Dinámica Demográfica en Cuba dedicó un espacio, específicamente, al perfeccionamiento del Sistema de Atención a la Familia (SAF), el cual beneficia a más de 59 mil ciudadanos.

Durante este encuentro el primer ministro, Manuel Marrero, exhortó a los responsables a una mayor eficiencia y calidad de los servicios gastronómicos para estas personas vulnerables.

Envejecer se trata de vivir más y mejor, con salud, independencia y calidad de vida, condiciones afectadas por el impacto de la pandemia de la Covid-19 en Cuba, la cual aumentó la incidencia de las enfermedades crónicas degenerativas e incluso mentales entre la población de 60 años y más.

Por ende, garantizar un tránsito por la tercera edad con salud física y mental se convierte en prioridad para las autoridades de la isla.

La población es el principal recurso con que cuenta un país, y observar sus dinámicas y necesidades debe ser la brújula fundamental para transformar el modelo de desarrollo.

Ello implica considerar la perspectiva demográfica en las políticas públicas e incorporar a la población en las estrategias desde los gobiernos locales y de forma multifactorial. A su vez, convertir a la propia ciudadanía en sujeto y objeto del propio progreso.

Por eso, los especialistas en la materia coinciden en un punto común: La solución comienza por construir un país para todas las edades y visualizar el envejecimiento no como un problema, sino como una oportunidad.

 



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